martes, 16 de junio de 2009

LA FORMACIÓN DE LA SUBJETIVIDAD EN EL SUJETO AUTÓNOMO


Foucault encuentra en el texto publicado por Kant titulado ¿Que es la Ilustración?, la tarea de un filósofo, por investigar no sólo el sistema metafísíco o los pilares del conocimiento metafísico, sino un evento histórico, un evento contemporáneo. La tarea filosófica es responder a la preguntas: ¿Qué está ocurriendo en este preciso momento?, ¿Qué nos está sucediendo?, ¿Cuál es el mundo, el período, este preciso momento en el que estamos viviendo?, que en otras palabras se trata de responder a la pregunta ¿Qué somos?, y que Foucault compara con la pregunta cartesiana, “¿Quién soy?. ¿Yo, como único pero universal y ahistórico sujeto?, Yo, para Descartes ¿es cada uno de nosotros, en cualquier sitio y en cualquier momento?”. Los jóvenes son ese evento histórico, contemporáneo, que trata de entender su realidad, busca descifrar los enigmas de su presente, e ineludiblemente, la pregunta por quién o qué es el mismo, en el momento presente. ¿Que somos nosotros?, tambien se pregunta Kant, en un momento determinado de la historia, lo cual aparece como un análisis en dos sentidos: del nosotros y de nuestro presente, aspecto que va a ir tomando mayor importancia con Hegel, Nietzche, y que como lo postula Foucault, la probabilidad de ser el problema filósofico más certero el del problema del presente y de lo que somos, en este preciso momento. Y que no sea un objetivo en sí, saber que somos, sino rechazarlo, “imaginarnos y construir lo que podríamos ser”, liberándonos, de “la simultánea individualización y totalización de las modernas estructuras de poder”. Los jóvenes buscan descubrir que son, pero en efecto, para imaginarse y construirse de manera diversa a la homogeneización que le es impuesta y que poco o nada tiene que ver con la realidad que afrontan día a día, es en términos de como lo expresa Foucault, “que el problema político, ético, social y filosófico de nuestros días no es tratar de liberar al individuo del Estado y de las instituciones del Estado sino liberarnos de ambas, del Estado y del tipo de individualización que está ligada a éste. Debemos promover nuevas formas de subjetividad a través del rechazo de este tipo de individualidad que nos ha sido impuesta durante siglos”.
En por ello que, en este sentido, el poder es otra forma de objetivar al sujeto, puesto que se trata de algo que lo define, que le es íntriseco a su persona y en sus relaciones con los demás, y que en Foucault esta noción es más amplia, pues toma en cuenta la condiciones históricas que influyen en el sujeto, en la conceptualización del objeto, así como una conciencia histórica del presente, una reflexión sobre el como se vive en la actualidad, las relaciones de poder. Éste, va a afirmar Foucault, es una de nuestras tantas experiencias, está ligado a racionalidades especificas, como la locura, la enfermedad, la muerte, el crimen, etc, como se ha mencionado ya parráfos arriba; en contraposición con la idea de una razón absoluta, surgen este tipo de racionalidades que cuestionan los modos impuestos de ser y comportarse. Es así, como surgen las diferentes formas de poder dominantes, que por ser tales, enfrentan resistencia y oposición. Formas de oposición como lo son: la oposición del poder del hombre sobre la mujer, la de los padres sobre los niños, la de la psiquiatría sobre la enfermedad mental, la de la medicina sobre la población, la de la administración sobre la forma de vivir de la gente, y de la oposición de los adultos sobre los jóvenes y viceversa.
Foucault distingue tres tipos de luchas contra las formas de dominación: étnicas, sociales y religiosas; tambien contra formas de explotación que separan a los individuos de aquello que ellos mismos producen; o contra aquello que ata al individuo a sí mismo y los subsume a otros de esta forma, y que pueden ser, luchas contra la sujeción, contra formas de subjetividad y sumisión. El filósofo afirma que en la historia, se pueden encontrar muchos ejemplos de estos tres tipos de luchas sociales, tanto separadas unas de otras como mezcladas entre sí; cuando aparecen mezcladas entre ellas, una prevalece. Se afirma que en la actualidad, la lucha contra las formas de sujeción, -contra la sumisión de la subjetividad- se está volviendo cada vez más importante, incluso cuando las luchas contra las formas de dominación y explotación no han desaparecido, más bien lo contrario. Las luchas que libran hoy los jóvenes pueden ser reconocidas en este sentido, pues ante la formas de subjetividad que le son impuestas, se busca la creación de una identidad y subjetividad, propia y original, aunque en el camino, e inclusive en la meta, se repitan patrones heredados, o se limiten a imitar los modelos de subjetividad impuestos de “arriba”, o desde “afuera”.
Estas luchas tienen su origen, según el pensamiento foucaltiano, en los movimientos que se sucedieron en los siglos XV y XVI y que tuvieron en la Reforma su máxima expresión y resultado, que son analizados como una gran crisis de la experiencia occidental de la subjetividad y una revuelta contra las formas de poder religioso y moral que dieron forma, durante la Edad Media, a esta subjetividad. Se trata de los períodos de historicidad por lo que atravesó Occidente a partir del siglo XV, los cuales han sido analizados en el primer capítulo, y que como vimos, el régimen de mentalidad ha transformado la forma en como se han concebido los sujetos.
Resaltamos que los tipos de sujeción son fenómenos derivados, consecuencias de otros procesos económicos y sociales: fuerzas de producción, luchas de clases y estructura ideológica que determinan las formas de subjetividad; y al mismo tiempo que, los mecanismos de sujeción no pueden ser estudiados por fuera de su relación con los mecanismos de dominación y explotación. Pero, afirma Foucault, ellos no constituyen lo "terminal" de muchos de los mecanismos fundamentales, sino que ellos conforman relaciones complejas y circulares con otras formas.

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