martes, 21 de abril de 2009

El corazón en la filosofía


“El corazón tiene razones que la razón no entiende”


El famoso aforismo de Blas Pascal en su apología de textos, es un buen ejemplo de cómo la razón deja un resquicio necesario para que el corazón asuma ese aspecto que se escapa a lo inmediatamente explicable, más no a lo meramente razonable.

Desde los inicios de la historia de la filosofía vemos una constante reacción fragmentada al intentar conciliar la relación que hay entre la razón y el corazón. De hecho, la gran mayoría ha procurado negar una naturaleza racional al hablar del corazón o de los sentimientos y pocos han procurado conciliar esta relación.

Por ejemplo, Platón afirmaba que existían dos tipos de almas, una inmortal que residía en la cabeza y otra mortal que habitaba en el corazón y que por tanto, albergaba sentimientos. Aristóteles afirmaba que había sólo un lugar para las dos almas, y este era el corazón. San Agustín habla del corazón en algunos segmentos aislados de sus obras, otorgando cierto carácter a su concepción y al de la esfera afectiva. En la filosofía moderna Pascal decía que el corazón y la razón eran dos caminos igualmente validos para conocer la verdad. Entre muchos otros autores modernos que si no hablaban directamente del corazón como tal si hablaban de lo sus manifestaciones concretas.

Lo interesante del tema, es que aun con tantos años de filosofía, pocos hablan del corazón o de los aspectos que en él circundan, lo cual indica que se trata de un problema de conocimiento el querer conciliar este aspecto humano con su razón de ser.

El hecho del cual partimos es que pensar en el corazón o en los sentimientos que de él en todo caso derivan, implica hablar de subjetividades, que en un momento están y al siguiente no, la mayoría de las veces sustentadas en un plano no del todo explicito en su aspecto racional. Si a ello atribuimos no sólo la concepción moderna del hombre, sino la concepción posmoderna de lo que ahora se podría hablar del corazón, nos encontramos no sólo con un problema de fragmentación entre la razón y el corazón como dos cosas distintas, sino casi irreconciliables. Es decir, que el hombre de la sociedad contemporánea se encuentra en una era líquida donde las razones del corazón no son lo suficientemente validas para ser tomadas en serio con las propias exigencias personales de felicidad, bien, belleza, trascendencia… Sino que ahora es necesario que el deseo se adecue a los aspectos de la existencia que son mayormente controlables y que no exigen demasiada fatiga para obtener el resultado deseado.

En este sentido, es necesario preguntar, no sólo porque la filosofía no tiene una notable historia en este tema, sino quienes han ido al fondo de esta cuestión y cuál ha sido el método por el cual podemos constatar que la razón y el corazón son dos aspectos fundamentales para poder hablar de algo verdaderamente humano.

La realidad en Levinas.




Pensamiento de Emmanuel Lévinas sobre la realidad.
En el desarrollo de la filosofía de Emmanuel Lévinas [1906, Lituania – 1995, París], el problema acerca de la comprensión de las nociones de ‘realidad’ y ‘existente’ comporta una centralidad en la evolución del pensamiento de este autor. Así vemos, como en la gran parte de su obra, Lévinas se adentra profundamente en la problemática de la realidad mediante un modo de proceder fenomenológico, heredero de Husserl.
Pues, tanto en Husserl como en Lévinas, el tema de realidad se encuentra fundamentalmente ligado al sujeto [existente, en Lévinas]. ‘Lo real’ es aquello que el sujeto percibe, aquello hacia lo cual su intención se dirige, no una simple res extensa [Descartes] independiente del sujeto. Particularmente en Lévinas, la realidad es una formación modular que se abre tanto desde el existente y su relación con el mundo, como desde el existente y su choque con la alteridad.
La importancia de esta problemática dentro del contexto de la filosofía contemporánea del siglo XX, se debe a que el pensamiento de Emmanuel Lévinas ha marcado un hito de creciente reconocimiento tanto en el pensamiento francés como occidental, en general. La importancia del tema de la realidad dentro del campo filosófico, se remonta en Lévinas a los inicios de su reflexión y a los afortunados contactos filosóficos con Edmund Husserl, quien fue su maestro, y Martin Heidegger. Este último, quizás el más importante filósofo del siglo XX. Pues, Heidegger es quien recupera la metafísica como la ciencia del ser, es decir, quien recupera la ontología como lo fundamental de la Filosofía y replantea radicalmente el camino seguido por la filosofía clásica.
Heidegger hace que el problema de Lévinas en torno a su comprensión de la ‘realidad’ y el ‘existente’ se enlace con el problema central de la filosofía occidental. Sin embargo, cierta distancia se abre entre el pensamiento de Lévinas y los planteamientos husseliano-heideggeriano.
Pues, por un lado, Husserl habla de ‘lo real’ como aquello que se presenta o puede presentarse a una conciencia y, por tanto, remite al modo intencional de enfrentarnos al mundo.Con lo cual se está diciendo que entre la conciencia y el fenómeno existe un nexo de reciprocidad indisoluble: no hay conciencia que no sea de un fenómeno, ni fenómeno que no sea para una conciencia.
Así, este dirigirse continuado hacia aun objeto de conocimiento es lo que define a la conciencia como intencionalidad, pues la conciencia es conciencia en tanto es intencional. Mas, decir que la conciencia es siempre conciencia de objetos no nos permite salir del ámbito de la conciencia, pues el objeto intencional de la conciencia es siempre la vivencia de la conciencia con la cual coincide. Debemos entender por Intencionalidad ese tender constitutivo y continuado hacia afuera, hacia el mundo mismo; un ‘hacía’ continuado que puede ser cumplido (Erfüllung) o puede darse como un desengaño (Enttäuschung).
Por otro lado, en Heidegger tanto el Dasein como la realidad [lo que está-ahí-a a-la-mano] sólo son posibles dentro del ámbito de comprensión de ser, el Verstehen heideggeriano. Pues, ya en Ser y Tiempo el intento de Heidegger es el de introducirse en la problemática ontológico-existencial del Dasein. Así, desde el comienzo Heidegger nos señala que la pregunta por el sentido del ser [Die Frage nach dem Sinn von Sein] sólo es posible si se da algo así como una comprensión del ser.

Pues, al modo de ser del ente que llamamos Dasein le pertenece la comprensión del ser. En Lévinas, en cambio, la relación del existente con el mundo, con el arte [exostismo], con lo otro, remite a una relación aún más esencial que cuestiona la identidad absoluta del Yo de la modernidad. Esta relación pretende fundar su posibilidad de ser en otra cosa que ser.
Así, es posible ver otra cara de la realidad, que no responde al contacto mundano con las cosas, sino al impacto del otro que me golpea… Que me saca de la cotidianeidad y me hacer ver-lo y ver-me desde otra perspectiva, ya no más desde mi posición formal como existente.
Pero, a qué se refiere definitivamente Lévinas cuando habla de realidad, qué nos está diciendo… ¿Se refiere exclusivamente a nuestra relación con el mundo, o quizás a nuestra relación cara - a - cara con el otro, e incluso a nuestra relación exótica con el arte…? el tratamiento de tal concepto no es del todo una ambigüedad, pues responde a un pensamiento que pretende explicar la realidad en su modularidad. En Lévinas, la realidad aparece como tal de distintos modos en un mismo instante. Y es allí, en aquellos ‘modos de aparecer’ de la realidad donde intenta adentrarse.
Por tanto, me parece fundamental intentar aproximarse a la comprensión de la realidad en Lévinas, como modo de introducir su pensamiento dentro del cuerpo filosófico. Pues, este tema corresponde a unos de los mayores problemas metafísicos a los cuales la Filosofía ha dedicado su atención.

lunes, 20 de abril de 2009

RACIONALIDADES ESPECIFICAS

Nos dice Michel Foucault, en su manuscrito titulado El sujeto y el poder, que uno de sus principales objetivos al elaborar su pensamiento ha sido, el elaborar una historia de los diferentes modos por los cuales los seres humanos son constituidos en sujetos, es decir, en como se constituye la subjetividad; su teoría resalta tres formas de objetivaciones que producen al sujeto: la vida, el trabajo y el lenguaje; otro modo de objetivación es lo que el llama “prácticas divisorias” y que lo explica, concibiendo al sujeto dividido tanto en su interior como dividido de los otros, como ejemplo tenemos: el loco y el cuerdo; el enfermo y el sano, los criminales y los buenos chicos. Y un tercer modo lo desarrolla, en la transformación que hacen de sí mismos los sujetos, tomando como referencia a la sexualidad, en el sentido de como los hombres han aprendido a reconocerse a sí mismos como sujetos de la "sexualidad".

Foucault hace referencia a lo que llama, las "necesidades conceptuales", especificando que la conceptualización no debería estar fundada en una teoría del objeto, ya que el objeto conceptualizado no es el único criterio para una buena conceptualización, por lo que invita a tomar en cuenta las condiciones históricas que motivan nuestra conceptualización. “Es necesaria una conciencia histórica de nuestras circunstancias actuales”. La segunda cuestión a revisar es el tipo de realidad con la que tratamos. Es decir, que más allá de estudiar a un objeto como fenómeno, debemos tomar en cuenta, como se ha dicho los aspectos históricos que acontecen, así como la realidad en que se desarrolla, lo cual sólo es concebido por un sujeto que es influenciado por procesos históricos y la realidad que lo circunda.
Los orígenes en dicho modo de pensar, se remontan a Kant, quién va a establecer que el rol de la filosofía es “prevenir a la Razón de ir más allá de los límites de lo que es dado en la experiencia, pero desde esta época, -es decir con el desarrollo de los estados modernos y la organización política de la sociedad-” el rol de la filosofía también ha debido mantenerse atenta a los abusos del poder de la racionalidad política. “Todo el mundo es consciente de hechos tan banales, pero el hecho de que sean banales no significa que no existan. Lo que debemos hacer con los hechos banales es descubrir qué problemas específicos y quizás originales están conectados con ellos.”
Para Foucault, se vuelve conveniente “no tomar como un todo la racionalización de la sociedad o de la cultura, sino analizar tales procesos en diversos campos, cada uno en referencia a una experiencia fundamental: locura, enfermedad, muerte, crimen, sexualidad y así sucesivamente.” Considera que la palabra racionalización es peligrosa; por lo que propone analizar racionalidades específicas, más que invocar constantemente al Progreso y a la racionalización en general.
Foucault encuentra en el texto publicado por Kant titulado ¿Que es la Ilustración?, la tarea de un filósofo, por investigar no sólo el sistema metafísíco o los pilares del conocimiento metafísico, sino un evento histórico, un evento contemporáneo. Se trata de responder a la preguntas: ¿Qué está ocurriendo en este preciso momento?, ¿Qué nos está sucediendo?, ¿Cuál es el mundo, el período, este preciso momento en el que estamos viviendo?, que en otras palabras se trata de responder a la pregunta ¿Qué somos?, y que Foucault compara con la pregunta cartesiana, “¿Quién soy?. ¿Yo, como único pero universal y ahistórico sujeto?, Yo, para Descartes ¿es cada uno de nosotros, en cualquier sitio y en cualquier momento?”. Kant va más allá al preguntarse ¿Que somos nosotros?, en un momento determinado de la historia; aparece como un análisis en dos sentidos, del nosotros y de nuestro presente, aspecto que va a ir tomando mayor importancia con Hegel, Nietzche, y que como lo postula Foucault, la probabilidad de ser el problema filósofico más certero el del problema del presente y de lo que somos, en este preciso momento. Y que no sea un objetivo en sí, saber que somos, sino rechazarlo, “imaginarnos y construir lo que podríamos ser”, liberándonos, de “la simultánea individualización y totalización de las modernas estructuras de poder”.
En este sentido, parece ser muy clara la postura de Foucault, respecto de la razón, la cual asegura no debe ser exaltada, pero si tomada en cuenta en su racionalidades especifícas. El filósofo ésta proponiendo inclusive, que es por medio del conocimiento de las condiciones históricas y de una conciencia histórica en como podremos por medio de la razón develar la realidad.