jueves, 7 de mayo de 2009

El discurso amoroso




“El amor se puede contar; pero la narración del efecto nunca podrá sustituir la experiencia de una caricia”

Las relaciones interpersonales ciertamente son complejas. No podemos decir que se dan de manera natural y fácilmente. Implican un esfuerzo, o sea, es necesaria la fuerza para poder establecer relaciones con otros. Pero esa fuerza no tiene nada que ver con la agresividad o la violencia, sino con la capacidad de negarse a sí mismo, de afrontar el egoísmo, y salir fuera de sí para encontrarnos con el otro, aun cuando éste sea detestable.

Definitivamente en las relaciones interpersonales hay grados de amor y amistad. No es el mismo amor que se le tiene a una madre que ha sido significativa en la vida personal, que un funcionario del gobierno con el cual tenemos que relacionarnos para hacer un trámite de algo. Sin embargo eso no significa que, por ser una persona de alguna manera alejada y extraña a nosotros, vayamos a expresarle rechazo y odio sin motivo alguno.

Por otro lado las relaciones también se vuelven complicadas porque implican los sentimientos, afectos, voliciones, pulsiones, deseos, etc., o sea, la corporeidad, es decir, ésta es sexuada. Por otro lado, en la base de las relaciones interpersonales se encuentra el amor, como lo máximo a aspirar en ellas.

También el amor es condición de madurez humana en las relaciones interpersonales. El amor como entrega, donación, hace referencia a su cualidad oblativa, que permite distinguir entre lo auténtico y lo no auténtico que pueda darse en el amor. Podemos decir, entonces, que no hay relaciones interpersonales auténticas que no estén fundamentadas en el amor, es el elemento característico, que da sentido a cualquier tipo de encuentro entre humanos. Aun cuando sean relaciones meramente funcionales, estás están permeadas por amor, que al menos me hace respetar al otro y llamarle por su nombre.

La temática no está terminada, quedan muchos aspectos por tratar, y otros por descubrir, sin embargo la constitución del humano como ser-en-relación-con-otros es evidente, y por ella podemos conocer más al hombre.

martes, 5 de mayo de 2009

El corazón y la razón constituyentes de la dimensión espiritual


La historia de la filosofía parece mostrarnos una historia de la humanidad escindida entre la razón y el corazón, estos planteamientos no necesariamente implican que los hombres en sus vidas cotidianas sean su vivo reflejo de estos planteamientos, ello no quiere decir que las ideas filosóficas no tengan ninguna incidencia sobre las circunstancias humanas, eso suponiendo que las diferentes ideas que de alguna manera han repercutido sobre la historia no tienen necesariamente un carácter filosófico todas ellas, por ejemplo los diferentes momentos de la historia de la filosofía han estado regidos por diferentes intereses entre los cuales sobresalen los de carácter teológicos. Otro de los aspectos en los que se puede ver la situación de la filosofía en las condiciones de las sociedades actuales, condiciones en las que las ciencias han alcanzado verdadera preeminencia, lo que hace del panorama contemporáneo un todo difícil de asir.
Eso es a partir de las pretensiones de las ciencias como la historia o la sociología para estudiar el fenómeno humano en toda su generalidad, eso deja claro que las disciplinas filosóficas que se encargan de algún sector de la realidad necesitan de las investigaciones de las diferentes ciencias para alcanzar un conocimiento adecuado de la realidad. No obstante las diferentes argumentaciones hechas en los textos leídos se ubican en un ámbito diferente del planteado por las ciencias, lo cual sugiere que las cuestiones propiamente humanas tienen que ser planteadas en dirección a la trascendencia. Las ciencias a pesar de ser necesarias para el conocimiento de lo real, la misma naturaleza de la ciencia la hace poco apta para comprender fenómenos típicamente humanos, como la libertad, etc.
La ciencia entonces también ha contribuido a esta aparente oposición entre razón y corazón porque ha querido reducir lo humano a lo biológico, a lo psicológico o a lo sociológico, planteando el problema de lo humano en el lugar menos propicio, es decir que ha pretendido responder a la pregunta ¿qué es el hombre? desde un aspecto parcial y no desde la totalidad de lo humano, por eso gran parte de los problemas de la filosofía han implicado generalizaciones desde una perspectiva parcial.
Por eso no resulta tan errónea la manera de pensar de algunos modernos al renunciar a la creación de sistemas intentando aprehender de una sola vez toda la realidad, la conciencia de la finitud no tiene efectos negativos si representa una actitud respecto a los límites del conocimiento humano, pero si puede ir en detrimento del conocimiento humano cuando se renuncia a la totalidad, a una totalidad que difícilmente puede encasillarse dentro de una teoría.
La propuesta de Frankl parte de la unidad fundamental de la persona, a pesar de que el hombre esta constituido por diferentes aspectos que van de lo biológico a lo espiritual, es desde una psicoterapia de “altura” como se puede comprender al hombre no sólo como un ser racional sino como un ser espiritual, abierto a la trascendencia.

lunes, 4 de mayo de 2009

el corazón, presente en las relaciones interpersonales según la díada de Maurice Nédoncelle



Hasta lo investigado en el trabajo de tesis que lleva por título La filosofía de la díada Yo-Tú de Maurice Nédoncelle. Implicaciones del amor, la fidelidad y el compromiso en las relaciones interpersonales, puedo descubrir que el termino corazón, propiamente dicho, no entra en el pensamiento de Maurice Nédoncelle, y tampoco lo referente a los sentimientos a lo afectivo. Sin embargo los afectos y los sentimientos forman parte del hombre y a su vez lo constituyen, por lo tanto eso también lo transmite y otorga en la formación del Nosotros.
Hablamos de comunicación, en donde se establece el primer paso para la formación de una verdadera y autentica relación, y a su vez es la que la sostiene, pues en ella se reconoce –en la comunicación- el medio por el cual se descubre y entra en contacto el Yo con el Tú, haciendo el reconocimiento de las diferencias y similitudes que hay entre ambos, y así entrando en un diálogo más profundo que los conduzca a la reciprocidad.
Cuando el nosotros se va gestando y va encontrando forma en el amor, tiene la implicación de los afectos de las personas, pues estos forman parte de la historia, el presente y las aspiraciones de cada uno de ellos. Ya que hemos hablado de un Nosotros, considero es conveniente ahondar en aquellos que forman esa comunión, ya que ellos, de manera personal, desde su condición y sus circunstancias poseen un corazón, el cual lo entregan y no otro más que el propio; de ahí que la acción con y para los hombres por parte del Yo, y la podemos vincularnos con el acto de donación, el cual responde a la dinámica que sugiere todo bien en cualquiera de los grados, a ello habrá que aclarar que “la generosidad es el amor sin reciprocidad. Si provoca la reciprocidad, no la busca ni la experimenta como una dicha. Puede acogerla, pero como un beneficio inmerecido, tal estado del alma es designado con la expresión de amor puro; pero hay en ella huella de egoísmo.” ; es cierto que en el discurso inicial de Nédoncelle se habla de reciprocidad, pero ahora, en esta parte nos propone a la generosidad como modo de alcanzar la reciprocidad, como ya se ha dicho, la donación desinteresada con el simple afán de promover al Tú, trae por añadidura el perfeccionamiento propio; pero, en principio la autorrealización no es el fin, de lo contrario caeríamos en la afirmación de considerar al otro hombre como un medio y no como un fin.
Tratando de responder a una de las afirmaciones anteriores en donde se comentaba que el hombre para reconocer a los valores y empezar a adherirlos a él tiene que entrar en una dinámica de soledad, no es que se quede en este estado, sino que es a partir de él como se puede conocer más profundamente a sí mismo y puede salir con mayor vigor al encuentro con el otro, por lo tanto, “al comprender la soledad del otro, nos es revelada y a la vez retirada la nuestra. La comunión no consiste en añadir dos aislamientos, sino en liberarse del propio por la percepción activa de aquel en que el otro se encontraba. […] Al transformarnos por la presencia del otro, modificamos misteriosamente su esencia, puesto que actúa en nosotros.” , eso nos lleva de antemano a pensar en las implicaciones que tiene el amor, el compromiso y la fidelidad en las relaciones interpersonales, cuestión que abordaremos en el segundo capítulo, y nos conduce a ello porque la comunión en la díada surge del encuentro de dos personalidades, dos historias, dos circunstancias, dos soledades, etc., que se encuentran y la una percibe a la otra como semejante y se ve en la capacidad de donarse para unir y comulgar con ella.
Casi para concluir, Nédoncelle aporta que no es la díada la perfección en la relación humana, sino la generosidad, pues en ella encuentra la realización y la respuesta del amor que procede de Dios, es así como se efectúa la theádra, es cierto, el hombre y sus relaciones son del todo vulnerables, en tanto que exige de las partes correspondencia, pero la generosidad, como grado excelso de amor rebasa y puede conducir a la díada; en palabras de nuestro autor sería: “la ausencia de la reciprocidad visible muestra que las díadas creadas son inestables, desiguales y precarias. La generosidad abre tal vez las puertas del cielo; procede de una comunión que reside en Dios y encuentra en Él la esperanza de desarrollarla. […] la comunión de las conciencias debe realizarse en un mundo que crea laboriosamente y a veces con penalidades” , aquí se manifiesta que la realidad humana no es un mundo acabado y pleno, sino que es perfectible, construible e inacabado, en el que se reconoce que hay maldad, error y fealdad, pero que no obstante el hombre lo puede superar y trabajar de tal modo que no sólo se perfeccione la conciencia propia, sino que a la vez que transformo mi Yo pueda transformar a la sociedad y a mi entorno.




El corazón: Scheler


Respecto al tema del corazón, me parece que es bastante discutido y polémico, el tratar de dar una definición exacta con respecto a este. Sin embargo creo que la mayoria de individuos que plantean el tema del corazón, tienen semejanza y concordia, en cuanto a manifestar esta parte del ser humano, como eje central en la vida del individuo. Para Max Scheler, el corazón forma una parte importantísima en el individuo, para el, el corazón es el fundamento del amor y es lo que da armonia a la vida del ser humano. Es así como Scheler pretende mostrar primeramente, que el individuo, al nacer e ir desarollandose en su vida biológica, se va dando cuenta, de que existen realidades que lo rodean, y en las cuáles se encuentra inmerso. Es por ello que con el paso de los años, se va cuestionando el porque de las cosas, o el manejo sistémico que tiene cada una, no únicamnete refiriéndose a los individuos que le rodean, sino a todos los ámbitos en que se desarrolla. Partiendo de todo esto puede evidenciar que la realidad se conforma, por la Armonia que existe entre las realidades existentes. Es decir que la realidad se fundamenta en las armonias que se presentan entre unas y otras existencias que se estan en la realidad.


Sheler esta de acuerdo con San Agustín, en cuanto a la expresión que este segundo expresa: Ordo Amoris. Y ahora si, podemos comprender que todo lo anterior parte de esta definición de San Agustín tomada por Sheler, y la cual se puede entender como: La necesidad de que todo este ordenado conforme al amor, ya que todo lo creado parte del amor y se mantiene vivo por la presencia de éste. A partir del amor, que su centro y manifestación, se encuentra en el corazón de cada individuo, se puede uno ir armonisando con el mundo y sus realidades. Un ejemplo claro, es el saber que tanto estoy aportando de ese amor que inherentemente tengo y comparto tanto a mi persona, coma a las demás. Un parámetro importante que comenta Scheler, son las relaciones interpersonales, de ahí que también se evidencien la presencia de valores per se en los individuos. Scheler piensa que cada persona debe cultivar su corazón, ya que puede que en ocasiones se deje vencer o llevar por sentimientos y emociones ùnicamente, con la cual perderia la objetividad del amor al que esta llamado a donar y a recibir. Es entonces que se presenta una reciprocidad entre los individuos, al ofrecer y recibir amor a y de los que los rodean, por otra parte, saber valorar las cosas que existen a su alrededor, y de las cuales puede ocupar como herramientas para una mejor manifestación y querer de esta oradenación que propone Scheler.


Como conclusión a todo esto Max Scheler comenta:


El corazón posee algo estrictamente análogo, ala lógica, sin embargo, no coincide con la lógica del entendimiento, hay leyes en él inscritas, que responden al plan según el cuál esta edificado el mundo, en tanto que mundo de valores, existe un orden del corazón, una lógica del corazón, una matemática del corazón, tan objetiva, tan rigurosa, tan absoluta e inquebrantable, como las porposiciones y consecuencias de la lógica deductiva”...1

1Xavier Zubiri.Ordo amoris. Edit. Caparrós. España: 1996.