martes, 16 de junio de 2009

Historia y humanismo

En el texto de María Zambrano se encuentran ideas especiales como la historia, la soledad, pasado, futuro y otros más. ¿Es posible localizar dichos conceptos en la película “la vida de los otros”?, la respuesta es sí; desde el mismo título encontramos implícitas estas ideas, veámoslas poco a poco.
Cómo no hablar de historia, de historia que es heterodoxia, se cruzan las vidas de la gente y se invade el espacio que debiera ser privado; el contexto de la película nos remite a una época socialista de un poder grande por parte del Estado y sobre todo una ambición por controlar a la sociedad. Dicha actitud es perjudicial para el individuo, un exceso de control puede obligar a la huída trágica: el suicidio, que no es un acto aislado como se puede pensar, es que el suicida se hace notar a los que lo rodean, del cuerpo inanimado se puede oír la protesta, el grito que “ante una generación que mata a miles de personas sólo puede hacer una cosa: condenarla” (a la generación)[1], y las manos sin vida del que ha anulado la posibilidad de tener un nuevo día impulsan y dirigen hacia la revolución, esto es el proceso instantáneo en el cual el hombre occidental ha soñado y querido librarse de la pesadilla histórica[2], el hombre individual puede escapar como el actor que se quita la vida en la película; el hombre en plural puede renunciar a la pesadilla sólo con un cambio visible como el muro de Berlín que cuando cae es más que escombro de concreto… es escombro de ideologías.
La muerte de Christa Maria es importante. Ella ha traicionado e ignora que no hay peligro, pues el agente ha ayudado al escritor escondiendo la máquina de escribir y evitando la gran evidencia delatadora. La bella actriz ya no confía en un buen porvenir, es oscuro el horizonte que ella ve y prefiere que el camión la golpee más que soportar los golpes del recuerdo, del remordimiento de haber traicionado a su “amado”, que quien sabe que tan amado porque recordemos en la antigua Grecia que los enamorados eran los mejores guerreros en el campo de batalla porque eran capaces de dar la vida por sus amados[3], no cabía la traición. La ignorancia la hizo huir, es que ella no sabe que ya no hay problema, tiene miedo, cómo no si ya la decía Epicuro: lo que ignoramos nos aterra por eso el hombre debe buscar conocer para ser feliz; si la dama supiera que ya no hay peligro otro final hubiera ocurrido, aunque el final que vimos es bueno, hay recompensa para el agente espía, le dedican un libro a aquel que, a la historia, le inyecta la necesaria dosis de humanismo.
[1] Albert Camus. El hombre rebelde. España: Aguilar.
[2] María Zambrano. Persona y Democracia.
[3] Ver Platón. Banquete. Gredos, 2000.

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