martes, 9 de junio de 2009

Ser autónomo.

Levinas ser autónomo.

Levinas respecto a la responsabilidad del Otro-Rostro. Presenta ambas categorías mutuas, es decir, autonomía y heteronomía no como categorías excluyentes, sino que dependientes una de otra, son relevantes al pensar en la educación del ser humano y sus derechos. La responsabilidad reclama la conversión del para-sí en para otro y, en consecuencia, su lugar no cabe en el ámbito del para-sí autónomo. Levinas reconociendo en Kant el hecho de la sujeción del imperativo categórico lleva a que la ética le dispute su posición a la antología.

Para Kant, la autonomía de la voluntad es el único principio de todas las leyes morales y de los deberes conforme a ella; toda heteronomía del albedrío, en cambio, no sólo no funda obligación alguna, sino mas bien es contraria al principio de la misma y de la moralidad de la voluntad, es decir, una vinculación estrecha del concepto de la autonomía de la voluntad con la idea de libertad. Se refiere al predominio del deber de la moral como dignidad de la persona. Para Kant el imperativo categórico presenta consigo el concepto de voluntad autónoma como origen de la ley, lo que, a su vez, posibilita la libertad. Levinas postula la heteronomía de la obediencia ética.

La noción de heteronomía consiste en anteponer la ética a la ontología. En ella se conjuga la responsabilidad frente al rostro del otro, la responsabilidad ante su muerte. La sociabilidad como vulnerabilidad y no como predominio de las formas de <<poder>>.

Levinas identificará al Otro con las figuras del huérfano, el extranjero y la viuda, con las cuales esta obligado. A corresponderle a este Otro no determinado a partir del ser ni a partir del conocimiento, sino que él permanece intacto en su alteridad, es decir, que es absoluto. Lo único que queda es acogerlo como infinito y trascendente, responsabilidad de sus necesidades. Según Levinas la ética no se va a basar en el ser, sino en la relación, ya que cada uno de nosotros será la suma de las relaciones que tenga, por ello, hemos de responsabilizarnos de estas tres figuras, ya que están faltas de una relación muy importante.

La ética que presenta Levinas, es una ética de la justicia pues, queramos o no, estamos inmersos en el juego obligado de juzgar, a emitir juicios, a comparar. Por ello, para convivir se hace imprescindible la presencia de un Estado que nos garantice seguridad, aunque esto nos prive de una parte de nuestra libertad. Levinas advertirá que el Estado deberá ser democrático ya que, en un Estado fiel a la justicia existe la preocupación constante de revisar la ley.
[1]Así, al tener el mismo peso el Estado y los ciudadanos en una democracia, éstos podrían cambiar poco a poco las leyes e introducir términos como los de caridad y solidaridad en ellas, ya que lo que le exigimos a la justicia no es que sea solidaria sino que sea justa. En este contexto, aparece la ética como la única vía para la salida del ser, es decir, Levinas considera que la ética es la filosofía primera ya que, nos permite pensar en el Otro; pensamiento que resultaba imposible mediante la ontología.

Bibliografía:
Levinas. La ética. Madrid, Ed. Pablo Iglesias, 1990.

[1] Levinas. La ética. Madrid, Ed. Pablo Iglesias, 1990. p.13

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